Sociedad romana

a) Clases sociales en el Imperio Romano: Patricios, Plebeyos Nobles y Plebeyos Caballeros.

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Los Patricios:

Se denominaba Patricios a las familias más antiguas de Roma, quienes formaban una aristocracia de propietarios de tierras. Poseían todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales. Eran ciudadanos de pleno derecho.

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Los Plebeyos:

Así se denominó en la Roma primitiva a todos aquellos que estaban por fuera del grupo de los Patricios. Originalmente carecían de derechos, pero a través de siglos de luchas sociales se les fueron reconociendo derechos similares a los de los Patricios. Entre ellos el de ser Ciudadanos Romanos, a elegir representantes y a tener sus propias instituciones políticas.

Entre los plebeyos había grandes diferencias económicas, por lo que dentro de los denominados Plebeyos se pueden distinguir los siguientes grupos: nobles, caballeros y clientes

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Nobles:

Eran los plebeyos más ricos, que se igualaban a los patricios por su fortuna y por ocupar los cargos políticos más importantes.

Caballeros:

Eran plebeyos con una fortuna intermedia, que obtenían por sus trabajos como comerciantes, agricultores o profesionales, llegaban a ocupar cargos políticos de mediana importancia.

Clientes:

Eran plebeyos que no tenían recursos propios y se ponían al servicio de un patricio (para ir a la guerra, votarlo en los comicios). A cambio su patrón les daba alimentos y/o dinero. Con el correr del tiempo, los clientes fueron empobreciéndose cada vez más, hasta convertirse en una masa de desocupados fácil de manipular con fines políticos.

Estos tres grupos sociales conformaban el sector más favorecido política y económicamente en la sociedad romana. En contrapartida, otros grupos sociales se encuentran en menores condiciones económicas, siendo los estratos más bajos de la sociedad romana.

Video de las clases sociales en el Imperio Romano:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=FCDCu-F5Xj0

http://sobrehistoria.com/las-clases-sociales-en-el-imperio-romano-patricios-plebeyos-nobles-y-plebeyos-caballeros/

b)

Tipos de vivienda

En sus inicios las casas romanas eran unas cabañas sencillas en forma circular y tenían un techo en forma de cono hecha de paja. Estas construcciones se llamaban tugurium. Estas viviendas se construyeron hacia el VIII AC.

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A partir del siglo II A.C los romanos pudientes, siguiendo el modelo griego,enriquecieron y ampliaron sus casas.

http://www.arkiplus.com/la-vivienda-en-la-antigua-roma

Insulae: edificio de apartamentos donde, en alquiler o en propiedad, vivían los ciudadanos más pobres. Muchas veces quedaban reducidos a una habitación multiuso. Vitrubio, el gran arquitecto del mundo romano, decía que estas insulae se construían muy deprisa, con materiales de muy mala calidad y que por ello estaban expuestas a hundimientos e incendios. A medida que Roma fue creciendo y debido también a la proliferación de hombres ricos, propietarios de una grandes solares que favorecieron la «especulación inmobiliaria», fue necesario elevar la altura de las insulae, aunque ya Augusto prohibió su elevación más de 70 pies por motivos de seguridad. Conservamos huellas de estas insulae en Ostia, el puerto de Roma. En Extremadura, y más concretamente en Mérida, no quedan restos.

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Domus: vivienda particular, ocupada por un solo propietario y su familia, que normalmente consta de un solo piso. Sus dimensiones son muy variables dependiendo del poder económico del propietario así como de sus gustos e intereses. Conservamos magníficos ejemplos de este tipo de viviendas en Pompeya y Herculano. En Mérida, tampoco faltan notables ejemplos de este tipo de casa destacando la Casa del Anfiteatro, la Casa-basílica en el teatro, la Casa del Mitreo y la Casa de los Mármoles en Morería.

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Villae: son viviendas en zonas rurales que, según su uso se denominan villae rusticae, si están dedicadas a las labores agrícolas y ganaderas, con graneros, bodega, granja de animales, etc., una especie de cortijo; y villae urbanae si están dedicadas al disfrute y descanso del propietario y su familia.

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https://sites.google.com/site/domusdelmitreo/home/profesores/domus

c)

Moneda:

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El origen de la moneda romana deriva de la griega. Dentro de la numismática romana podemos comprender dos épocas diferenciadas claramente: La República y el Imperio.

En la República, las monedas tenían un claro origen helénico. Parece ser que las primeras monedas romanas tuvieron su origen alrededor del 265 a.C., aunque antes de que apareciera la moneda, en Roma ya se utilizaban lingotes de bronce llamados Aes rude o infectum, a los que posteriormente se les unirían otros con un peso determinado y de apariencia casi rectangular llamados Aes Signatum.

La primera moneda romana es el As de bronce y equivalía a una libra latina, o lo que es lo mismo, 273 gramos. Por ello, las primeras de estas emisiones fueron denominadas Aes Grave o Libral. El As se dividía en once onzas y sus submúltiplos eran el Semis (medio As), el Trines, el Cuadrante, el Sextante y la Onza. Entre los múltiplos del As se encontraban el Dupondio, equivalente a dos ases, el Tripondius y Quadrusius.

En la época republicana, eran característicos en las monedas encontrarse con las representaciones en sus anversos de proas de naves, así como en el anverso distintas divinidades. Como hemos dicho anteriormente, las primeras monedas romanas tuvieron un claro estilo helénico, modelo que acabó de suprimirse hacia el 268 a.C., acuñando Roma por primera vez una moneda de plata con su topónimo, formas y estilos totalmente romanos. Había nacido el Denario.

Al denario le acompañaron otros nuevos tipos de monedas, como el Quinario y el Sestercio. La cabeza de Roma con yelmo en el anverso y los Diocuros con caballo al galope en el reverso fueron formas muy características utilizadas en estos tipos de monedas. No tardarían mucho tiempo en aparecer en las monedas de plata distintas figuras de divinidades, la antigua historia de Roma, o nombres de magistrados. También es característico de la moneda republicana, que en ninguna de ellas se encuentre nunca el retrato de alguien vivo hasta Cesar, que precisamente, obtuvo ese privilegio por parte del senado, de incluir su imagen en las monedas meses antes de fallecer.

Curiosamente con Cesar, Roma vive una época gris gracias a las guerras civiles para conquistar el poder, quedando reflejado esto en las monedas tras la batalla de Actrum, despareciendo de la escena política Marco Antonio, ultimo enemigo de Octavio, quien se adueñó de Roma y fue nombrado Augusto en el 27 a.C.

Una vez finalizada la República y con el advenimiento del Imperio por parte de Augusto, Roma procedió a partir de ese momento a la acuñación de series de monedas con la imagen del los distintos emperadores que se iban sucediendo.

Los metales utilizados para la fabricación de las distintas monedas iban desde el oro y la plata (acuñación privativa del Emperador hasta el 476 d.C.) hasta el bronce, el cobre y oricalco. Curiosamente, el Senado a través de su Casa de la Moneda, hizo acuñar monedas
de bronce y oricalco, acuñación similar al latón.

La moneda mayor del Imperio fue el Sestercio, o bronce grande, y su valor adquisitivo correspondía al de la cuarta parte de un Denario. Por otro lado, nos encontramos con el Dupondio, y equivalía a medio Sestercio, circulando aproximadamente hasta el año 251 d.C. El valor del As era de medio Dupondio.

Bajo el reinado de Caracalla (211 – 217 d.C.) se acuñó otro tipo de moneda: el Antoniniano. Esta moneda equivalía a dos denarios y aunque al principio fue de plata, con el paso del tiempo pasó a quedar como una simple moneda con un pequeño baño de plata.

Más tarde aparecería en escena el Follis, de valor similar que el Antoniniano y acuñada bajo el mandato de Diocleciano (284 – 305 d.C.).

El Áureo fue la moneda de oro bajo el Imperio desde los tiempos de Julio César hasta la de Constantino el Grande, quien la reemplazó por otra moneda de oro: el Sólido. De tamaño igual que un Denario, su valor equivalía a veinticinco veces mas que éste.

En el año 476 de nuestra era, Rómulo Augusto es vencido por los Teutones, quedando el Imperio Romano de Occidente en poder de los Bárbaros y originando la caída de Roma.

http://historiaymoneda.es.tl/LA-MONEDA-ROMANA.htm

Religión y dioses romanos:

Religión Romana

La religión en Roma durante el periodo republicano e imperial de Roma, los ciudadanos romanos practicaban una religión politeísta (creencia en muchos dioses), muy similar a la religión en la Antigua Grecia. Su religión fue absorbida de los griegos, gracias a los contactos culturales y sus conquistas en la península de los Balcanes. Sin embargo, la religión romana no era, como muchos afirman , una copia de la religión griega . La religión romana incorporo elementos religiosos Etruscos y de otras regiones de la península italiana.

La Religion en la Antigua Roma

Una práctica religiosa muy común en la Antigua Roma era la existencia de santuarios domésticos, donde se rendía culto a los dioses protectores del hogar y de la familia ( dioses lares y penates ) . Los templos para el culto público a los dioses también fueron construidos en varias provincias romanas. Los rituales religiosos romanos eran controlados por los gobernantes romanos . El culto a una religión diferente a del imperio estaba prohibido y condenado. Los cristianos, por ejemplo, fueron perseguidos y asesinados en varias provincias del Imperio Romano, es por eso que los cristianos realizaron sus cultos, en cuevas o catacumbas romanas.

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Muchos emperadores romanos exigieron un culto personal como si fueran dioses.
Esta práctica comenzó a partir del gobierno del emperador Julio César. Con su importante crecimiento en el siglo IV ,
el Cristianismo paso a ser considerada como la religión oficial del Imperio Romano. La práctica de politeísmo fue progresivamente abandonada.
Los Dioses romanos eran los mismos a los de Grecia, pero con otros nombres.

Comparación entre Dioses griegos y romanos

Dioses de Grecia = Dioses Romanos
Zeus Júpiter
Hera Juno
Poseidón Neptuno
Atenea Minerva
Ares Marte
Artemisa Diana
Hermes Mercurio
Dionisio Baco
Apolo Apolo
Afrodita Venus


La religión y la mitología romana

En la antigua Roma, antes del surgimiento y crecimiento del cristianismo, la personas seguían una religión politeísta, es decir, creían en varios dioses. Estos dioses aunque eran inmortales, poseían características de comportamientos y aptitudes similares a los de los seres humanos (maldad, bondad, egoísmo, franqueza, fuerza, venganza y otras características presentes en el los personas), de acuerdo con los antiguos romanos eran también características de sus dioses. De acuerdo con los romanos, los dioses decidían la vida de los mortales. El dios Júpiter fue el de mayor importancia, considerado la divinidad suprema del panteón romano. Cada entidad divina representaba las fuerzas de la naturaleza y los sentimientos humanos. Esta la religión fue absorbido del panteón griego durante la invasión y conquista de Grecia por el Imperio Romano. Los romanos sólo modificaron los nombres de los dioses y los adaptaron a su realidad en la península itálica. A continuación se muestra una lista de las principales deidades de la Antigua Roma y sus características

Principales dioses Romanos

Dioses Características
Júpiter Rey de todos los dioses, representa el día
Apolo Dios de la verdad, Sol, luz , profecías, etc.
Venus representa el amor y la belleza
Marte Dios de la Guerra
Minerva Diosa de la sabiduría y del conocimiento
Plutón Dios de los muertos y del inframundo
Neptuno Dios de los mares y océanos
Juno Diosa de la maternidad
Baco Dios del vino, del éxtasis
Mercurio mensajero de los dioses , dios del comercio
Diana Diosa de la caza , castidad , vida silvestre
Ceres Diosa de la recolección , agricultura
Vulcano metales , la metalurgia , el fuego
Saturno Dios de la agricultura y la cosecha
Cupido Dios del amor

Gastronomía:

En la elaboración de las comidas, como en toda la vida romana, resultó notable la evolución de las costumbres a lo largo de los siglos.

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Antes de que aparecieran en las mesas de los poderosos exóticas viandas procedentes de lugares tan dispares como Guinea (faisanes), Persia (gallos), India (pavos), Hispania (conejos), Ambracia (corzos), Calcedonia (atunes), Tarento (ostras y almejas), Ática (mejillones) o Dafne (tordos), los romanos no conocieron más que los alimentos básicos que proporcionaba la tierra: cereales, legumbres, hortalizas, leche o huevos.

Cuando los recursos escaseaban, el alimento básico fue el pulsdurante más de 300 años. Se trataba de una especie de gachas de harina de trigo.

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El puls romano

Pero la glotonería y el despilfarro de comida en los que incurrieron los romanos de la época imperial no fue siempre así. Cuando los recursos escaseaban, el alimento básico fue el puls durante más de 300 años. Se trataba de una especie de gachas de harina de trigo. Este paupérrimo plato derivó, en los tiempos de mayor abundancia, hacia el puls iuliano, que contenía ostras hervidas, sesos y vino especiado.

La dieta romana

La cocina era sana, pero frugal y monótona.

El alimento básico de la sociedad romana era el trigo. En tiempos de Julio César (49-44 antes de Cristo), unos 230.000 romanos se beneficiaban de los repartos de este cereal (annona) con el que se producía la harina y, por consecuencia, el pan.

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A su lado, otro alimento destacado en la dieta romana era el vino, aunque la ciencia por conservarlo estaba poco desarrollada. Como se agriaba con facilidad en las ánforas donde se almacenaba, se bebía con especies, o se servía caliente y aguado.

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Quienes no se podían permitir grandes dispendios en tiempos de carestía desayunaban sopas de pan y vino. Estas abundaban: de farro, garbanzos y verduras, coles, hojas de olmo, malva, etc.

El romano que podía hacía un gran consumo de leche, de cabra o de oveja. Así como de las aceitunas. La carne más consumida era la de cerdo, a la que con el tiempo se le fueron sumando las de buey, cordero, oveja, cabra, ciervo, gamo y gacela. Incluso la de perro.

La dieta del romano durante la República apenas alcanzaba las 3.000 calorías, de las que al menos 2.000 procedían del trigo. Los ricos se aficionaban al consumo de carne condimentada con una serie de productos que iban determinando las características de la futura gran cocina imperial: pimienta, miel, coriandro, ortiga, menta y salvia.

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Los romanos comían tres o cuatro veces al día:

  • desayuno (ientaculum),

  • almuerzo (prandium),

  • merienda (merenda) y

  • cena (cena)

Esta última era la más importante. Se hacía en familia, al final de la jornada. Uno de sus mayores placeres era una buena conversación en torno a la mesa. De la cena diaria a base de lechuga, huevos duros, puerros, gachas y judías con tocino se pasaba a una sofisticada cena de convite con invitados dividida en tres partes:

  • el gustus o aperitivo para abrir el apetito (melón, atún, trufas, ostras,…),

  • la prima mesa (cabrito, pollo, jamón, marisco, ….) que era el plato fuerte, y

  •  la secunda mesa, los postres.

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La comida en la época Imperial

Bocados de lujo eran el loro y el flamenco. Se evitaban las carnes de ibis y cigüeña porque devoraban serpientes, y la de golondrina, que comía mosquitos.

En la época imperial nadie ponía coto a la gula ni al derroche en la mesa: pollos, gallinas y ocas se engordaban con harina hervida y aguamiel o con pan empapado en vino dulce.

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El pescado más apreciado fue el salmonete. Los pobres que no podían aspirar a las especies de mar o a las procedentes de los bulliciosos vivideros se consolaban con degustar las morrallas en salmuera (maenae).

Los ricos comían mucho en casas de amigos, en los banquetes. Los pobres, por el contrario, a menudo lo hacían en la calle puesto que no siempre disponían de fogones ni pucheros en los que cocinar. Las algarrobas y los altramuces formaban parte de su dieta.

La plebe solo accedió al consumo de carne en la época de Aureliano (siglo III), cuando se repartía gratis. Era de burro. La carne de buey se reservaba para la mesa de los pudientes.

A modo de curiosidad, la llamada moretum, cuyos principales ingredientes eran queso de oveja, apio y cebolla, era la primera comida que hacían los recién casados.

http://arquehistoria.com/la-cocina-romana-5547

Vestidos:

EL VESTIDO ROMANO: El vestido de los romanos no difería mucho del de los griegos. El hombre llevaba calzoncillos, subligáculo y una larga camisa con o sin mangas, llamada túnica.

La túnica de los senadores estaba orlada con una ancha franja de púrpura, conocida con el nombre de laticlavia. Por encima de la túnica llevaba el romano la toga que era como una capa de mucho vuelo corbada en forma de semicírculo y que tenía por un lado un diámetro de 4 m. 85 próximamente y por el otro era un segmento de circulo cuya cuerda tenía 5 m. 20. Era la toga el distintivo del ciudadano y no podían usarla ni los extranjeros ni los esclavos. Esta prenda, colocada artísticamente hacia muchos y graciosos pliegues.

Los mancebos libres también vestían la toga, adornada con una franja de púrpura y llamada pretexta. Poco a poco fue introduciéndose el uso de llevar debajo de la túnica una a modo de la camisa actual, llamada subúcula, y en tiempo de lluvia o en viaje un capote, pénula, provisto de capucha, cuculla. Todos estos trajes fueron primitivamente de lana; pero la moda introdujo, pronto en Roma telas ligeras de Grecia y de oriente.

Las mujeres llevaban también una camisa, y por encima un vestido largo, con mangas, estola, ceñido en el talle con un cinturón. Cuando salían, se abrigaban con la palla, gran manto chal parecido al himatión griego. El tocado era cosa muy importante entre las romanas que se mostraban libremente en una especie de corsé de cuero; se teñían la cabellera de rubio o se ponían pelucas; abusaban de los afeites y ungüentos y les gustaba salir cargadas de aderezos. Las joyas encontradas en las excavaciones están delicadamente labradas.

Ni los hombres ni las mujeres usaban calcetines o medias, y se calzaban, para salir, con el borceguí, cálceo, que ajustaban por medio de correas, pero que dejaba descubiertos los dedos de los pies. El cálceo que usaban ciertos magistrados era rojo, y se llamaba múleo. En la casa se ponían sandalias. En el ejército, los soldados llevaban el borceguí con suela guarnecida de clavos o cáliga.

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Himatión

http://www.la-historia.com.ar/historia_roma72.php

Peinados:

Durante el período imperial de Roma, la moda femenina en el vestir se mantuvo similar durante siglos, sin embargo las tendencias del cabello fueron cambiando.

  • Las sucesivas emperatrices y mujeres de la realeza romana fueron tomadas como modelo y sus peinados marcaron estilo.

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Ilustración de Tom Tierney

En este post, os mostramos las diferentes formas de peinarse los cabellos que, progresivamente, emplearon la mujeres romanas de la época Imperial, siendo imitados por las damas y ciudadanas de Roma.

Mujeres romanas que marcaron la moda en el cabello

Inicialmente los cabellos femeninos se arreglaban con gran sencillez. La simplicidad del peinado republicano, con raya al medio y moño, dió paso en época imperialla moda de trenzas cruzadas sobre la frente y al uso de postizos. Las chicas jóvenes solian ser más prácticas al recogerse el cabello en un moño sobre la nuca con trenzas o cola de caballo.

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Algunos bocetos de peinados famosos de la Roma imperial. Sergi Segura

  • Llegada la época Imperial,  la moda en el cabello la marcaron sobre todo las emperatrices así como otros miembros femeninos de famila real, cuyos gustos para peinarse fueron imitados por otras patricias y aristócratas de las sociedad romana. 
  • Estos looks de las damas aristócratas fueron signo de distinción social entre los romanos.
  • Durante el esplendor de la época flavia, el peinado se abulta y los rizos también se hacen más grandes.

A menudo, las señoras  casadas llevaban simultáneamente varios tipos de peinados

Las que eran esposas llevaban un peinado conocido como las sex crines con seis trenzas, al igual que las vestales y las sacerdotisas. El cabello lo podían llevar teñido de rojo, o bien negro, siendo algo posterior el tinte rubio, más utilizado a partir del s.II. Algunas damas con cabellos menos sufridos emplearon pelucas negras importadas de la India y más tarde las rubias de Germania.

Tipos de peinados; el periodo augústeo

Peinado a lo Octavia”

El más antiguo modelo de peinado del que se tiene constancia en los primeros años del Imperio es el llamado “peinado Octavia, representado en un busto de la hermana del primer emperador de Roma, Augusto, y datado en el año 40 a.C.

Octavia fue una de las mujeres más prominentes de la historia romana, respetada y admirada por representar las virtudes femeninas romanas tradicionales. Un verdadero ejemplo a imitar al igual que lo fue su peinado.

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Octavia representaba las virtudes femeninas que se intuyen en la sencillez de sus peinados

Su sencillo tocado se hizo muy popular en Roma y fue imitado por las mujeres de su tiempo. Consistía en un copete sobre la frente y una trenza recogida en un moño en la nuca que tenía forma semicircular y se colocaba por encima de la base del cráneo. Entre los moños, por ambos lados de la cabeza discurrían dos amplios mechones ahuecados y abultados, que tras rebasar las orejas se resolvían en trenzas con las que se elaboraba el moño trasero. El resto del cabello iba muy tenso y pegado al cráneo, como un casquete.

El estilo de Antonia

Un segundo peinado, muy similar al anterior, lo lucía la hija de Octavia, Antonia Minor  fruto del enlace de la hermana de Augusto con Marco Antonio. Antonia Minor llegó a convertirse en una popular dama romana.

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Peinado clásico de Antonia Minor, sobrina de Augusto

Vemos como en este periodo imperial de Augusto, el clasicismo se impone, tomando como modelo el peinado griego. El moño frontal se peina con una simple raya en medio y el cabello se parte en dos aladares gruesos, mientras que el moño trasero semicircular baja hasta la base del cráneo.

El peinado de nudo de Livia

Y como no podia ser de otro modo, la emperatriz Livia, esposa y mano derecha de Augusto lucía en esta época un peinado similar al de su joven cuñada. Siendo como era, la primera de las damas y una de las más poderosas que habría de tener el Imperio. Su tocado no tardó en imponerse en la moda de Roma.

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Ilustración de Josh Cabrera para Arquehistoria

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Busto de Livia Drusila, con su peinado de nudus sobre la frente

El peinado consistía en la frente y los laterales ondeados hacia adentro y recogidos en un moño en la nuca. Este peinado se conocía como el peinado de nudo por el rulo situado en la frente a modo de tupé (el nodus) y que acabará desapareciendo en el 17 d.C.

El look de Mesalina

Ya en el primer siglo de nuestra era otras féminas relacionadas con la dinastía Julio-Claudia tuvieron su relevancia en la moda del cabello. 

Mesalina, tercera esposa del emperador Claudio, fue muy influyente en las decisiones políticas

del emperador y marcó tendencia también en la forma de peinarse entre las damas romanas. La emperatriz

Mesalina puso de moda unos enrevesados rulos sobre la parte superior y rizitos  sobre la frente.

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Ilustración de Josh Cabrera para Arquehistoria

La época Flavia

Durante los veintisiete años que duró, la época Flavia, (la más corta de las dinastías de emperadores romanos, del  69 d.C. – 96 d.C); la moda en el cabello femenino pasó por varios estereotipos. Pero si hubo uno que destacó por lo llamativo, fue el conocido como “nido de abejas” que hizo popular Julia, hija del emperador Tito, en la segunda mitad del s.I.

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Julia Flavia, hija del emperador Tito (64-91 d.C)

Era este un peinado trenzado y con una especie de “tupé” hecho con rizos, especialmente caro y costoso. Este conjunto de rizos quedaba abultado sobre la frente haciendo un efecto como de casco. El resto del cabello se recogía en trenzas hacia atrás donde se hacía una especie de moño.

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Busto de «La dama de la permanente»(Museo Capitolino, Roma) identificado equivocadamente con Julia Flavia por el peinado.

Este peinado fue evolucionando aumentando los rizos en cantidad y altura, formando un abultamiento redondo que se denomina orbis (esfera). Este conjunto de rizos constaba de apliques artificiales de pelo que se sujetaban sobre el propio pelo con una diadema

Durante el reinado del último emperador flavio, Domiciano, su esposa Domitia solía llevar este sofisticado pelo.   En esta época, además se añadieron postizos al propio cabello, en forma de bucles dispuestos en corona sobre la frente. En retratos más tardíos encontramos versiones más barrocas de este moño frontal.

Peluqueras romanas, las ornatrix

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Sesión de peluqueria a la usanza romana; la ornatrix peina a una patricia de Roma.

Las diferentes combinaciones de rizos, bucles y postizos daban rienda suelta  a la imaginación de las mejores ornatrices reclamadas por las más rancias patricias. 

Las ornatrix eran expertas peluqueras que utilizaban con gran habilidad el rizador de hierro, siendo tambien verdaderas profesionales en el uso de las tijeras. Estas peluqueras de las damas más solventes de Roma solian emplear productos para suavizar el cabello y estimular su crecimiento a base de tónicos y aceites.

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En el siglo II, se dió otro cambio en la moda del peinado imponiéndose la costumbre de trenzar el pelo, de manera que se iban añadiendo trenzas artificiales haciendo una especie de turbante de trenzas alrededor de la cabeza. Estos peinados con trenzas se hicieron muy populares junto con la moda tintarse el cabello de rubio. 

Tintes para el cabello

Ya desde el siglo IV antes de Cristo, romanos y romanas habian adoptado la costumbre griega de teñirse el pelo de color amarillo rojizo con el jabón cáustico, hecho de sebo y cenizas, sobre todo para ocultar las canas. La tendencia fue cambiando y entrado el segundo siglo, tanto los hombres como las mujeres prefirieron el color rubio. Por ese motivo algunos romanos ricos se echaban polvo de oro sobre el pelo o se ponían pelucas o apliques de este tono que hacian traer desde Germania y que eran muy apreciadas.

Una última curiosidad;  las romanas consideraban hermoso que los pelillos de las cejas se juntasen sobre la nariz. Para ello, utilizaban una mezcla de huevos de hormiga machacado con moscas secas.

http://arquehistoria.com/los-cabellos-peinados-de-las-romanas-6832

Joyería:

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Introducción: 

Tradicionalmente, la creación y decoración de joyas se viene considerando una arte menor; por este motivo tenemos poco conocimiento sobre esta disciplina. Por tanto, resulta interesante acercarnos al mundo de la joyería pues desde antiguo la posesión de estos objetos ha estado ligado a la pertenencia a un determinado status. Aunque fuese una proporción reducida de la sociedad, ciertos romanos conocieron el lujo a través del vestido, el perfume, los alimentos y, como no, la joyería; quizás la expresión universal de la suntuosidad.

Como en muchos otros temas, a la hora de analizar los adornos que utilizaban los romanos debemos  indicar que los estudios se refieren a las clases más pudientes. En este caso, la delimitación social tiene más sentido pues, a parte de que las fuentes normalmente hacen referencia a la población de mayor status, resulta lógico que sean los más acaudalados los que posean la mayor parte de las joyas.

Lugares de excepcionales condiciones como Pompeya resultan ser una excelente fuente para el conocimiento del mundo del adorno personal, especialmente en el I d.C. Ya en la segunda y tercera centurias los lugares que más información nos transmiten son las Islas Británicas y en el siglo IV son regiones como Algeria, Asia Menor, etc los que nos ofrecen más restos. Pero también contamos con fuentes escritas que aluden a los tipos de joyas que se portaban, su composición, su precio, las modas, etc. Además, las propias obras de arte como la pintura o las escultura nos pueden dar información sobre las costumbres en los adornos.

El campo de la joyería es difícil de delimitar puesto que si normalmente pensamos en objetos de adorno personal, lo cierto es que otros enseres fabricados con metales y piedras preciosas, como bandejas o espejos, se incluyen en el mundo de la joyería. De la misma forma, otros que se podrían insertar en este grupo, como las fibulae, no se consideran joyas a menos que esté realizadas en algún material suntuoso.

Las romanas y el lujo:

Tanto a hombres como a mujeres les gustaba rodearse de lujo y hacer uso de los materiales preciosos. Sin embargo, mientras que los hombres lo introducían en su vida general, como por ejemplo en la decoración de sus casas, eran las mujeres las únicas que portaban adornos, con la excepción de un anillo en el caso masculino. Tanto es así que no es extraño encontrarnos con testimonios de varones quejándose, quizás de forma exagerada, del uso desmesurado de joyas, ornamenta, por parte de sus mujeres.

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Las matronas romanas iniciaban el día con su aseo y vestido. Lo primero que hacían era peinarse y maquillarse. El tercer paso consistía en colocarse su ingente cantidad de joyas: diademas, pendientes, brazaletes, collares,etc. Estas tareas no las hacían ellas mismas sino que precisaba de la ayuda de sus sufridoras esclavas, las ornatrices.

Pero su debilidad por el mundo de la joyería, en cierto momento, se vio sancionado. La promulgación de la Lex Oppia, en el contexto de las II Guerra Púnica, dio lugar a la prohibición de portar, entre otras cosas, cierta cantidad de joyas. Ante esta restricción las matronas no dudaron en movilizarse y concentrarse  en Roma para conseguir que se derogase, como finalmente se hizo.

Sus maridos no parecían entender esa afición, como en el caso de este fragmento del Satiricón de Petronio:

‘Ya veis -dice- los perifollos con que cargan las mujeres y nosotros, como estúpidos las dejamos que nos desplumen […]’ Para no ser menos, Centella, echando mano a un estuche de oro que llevaba colgado al cuello y que ella llamaba su ‘buena estrella’, sacó unos pendientes y, a su vez, los ofreció a la consideración de Fortunata: ‘Son -dice- un regalo de mi señor marido; no hay otros mejores’. ‘¿Cómo? – salta Habinas – ¿No me habrás desangrado  para comprarte esas lentejuelas de cristal?.Desde luego, si yo tuviera una hija, le cortaría las orejitas. Si no hubiera mujeres lo tendríamos todo regalado […]’

Petronio, II, 67, 6-11

Tipos de adornos:

Las mujeres romanas no solo llevaban las joyas fabricadas por los artesanos romanos sino que en muchas ocasiones estos productos provenían de intercambios y ventas de tal forma que estaban diseñados a la moda de sus lugares de origen. Por esta razón, mencionaremos aquellos adornos que podemos considerar típicamente ‘romanos’; es decir, aquellos que se crean en los últimos años del siglo I. a.C  hasta el fin de la época romana.

Bullae:

Este objeto era un colgante que portaban los niños pertenecientes a las familias senatoriales, ecuestres y patricias. Además de ser un adorno tenía un fuerte significado simbólico pues era utilizado con fines apotropaicos. Las bullae se llevaban hasta que se alcanzaba la edad adulta. Eran colgantes de forma más o menos circular que se componían por dos placas que contenían en su interior algún amuleto. Por extensión, los romanos denominaban bulla a cualquier objeto con una forma similar a este adorno. Podían estar fabricados de materiales como oro, bronce, marfil… y de  otros menos suntuosos como el cuero. Cuando el niño alcanzaba la edad adulta  se cree que dejaba la bulla junto con sus ropas en un ritual.

No fue una creación romana sino que era un adorno utilizado por los etruscos. Estos las fabricaban también en forma circular e incluso en forma de corazón y podían llegar a portar más de una a la vez. Los etruscos las solían decorar con motivos mitológicos, vegetales o retratos y los romanos, hasta el Alto Imperio, solían hacer lo mismo. Sin embargo, a partir del siglo II d.C ya nos podemos encontrar con bullae sin ornamentación. Al mismo tiempo se extiende su uso en los niños de condición libre e incluso se han encontrado bullae en tumbas de mujeres, quizás por estar consideradas personas débiles que necesitaban la ayuda y protección de este amuleto.

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-Pendientes:

Una vez más nos encontramos con una gran diversidad en cuanto a clases de pendientes. Siguiendo la estela de la moda helenística en el este del imperio podemos advertir los sencillos pendientes en forma de aro con muy pocas modificaciones con respecto a los de momentos anteriores. En Egipto, esta tipología incluía formas de cabezas de animales y humanas. También había muchas variedades de pendientes conformados por un círculo del que cuelga una especie de gota o lágrima. Sin duda, no podemos olvidar, los conocidos crotalia, unos pendientes compuestos de varios colgantes suspendidos de una barra horizontal y que se encuentran  hasta el final del imperio.

-Diademas

Estos objetos no fueron especialmente abundantes en los tocadores de las romanas pero a juzgar por las evidencias arqueológicas parece que las pocas que hubo seguían la moda helenística.

-Monedas:

Aunque su fin no era ese, las monedas, después de un tiempo en circulación eran utilizadas como otra joya más. Estas tenían diversos usos: podían ser utilizadas como colgantes, pendientes, partes de anillos, fibulas, etc. Normalmente se escogían aquellas de emisión extraordinaria o que resultaban importantes a su portadora por el valor ideológico. Eran elementos de un valor excepcional pues, dependiendo del tipo de moneda y del uso de esta, la joya adquiría una mayor importancia y eran una indudable marca de prestigio y status social. Así, las fíbulas que están adornadas con monedas pasan de ser un objeto funcional a ser una verdadera joya.

Se han encontrado monedas en diversas épocas pero las evidencias arqueológicas nos indican que a partir del siglo III d.C.  este tipo de adorno se utilizó con mayor asiduidad.

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-Anillos:

 Los anillos eran las únicas joyas que los hombres llevaban. En un prinicpio, solo portaban uno, generalmente con un sello, pero con el tiempo comenzaron a llevar más. También, en origen, estaban reservados para ciertas clases sociales como los senadores o los equites pero ya casi en el ocaso del imperio el resto de ciudadanos podían utilizarlos. Tenían muchos usos: desde anillos de compromiso hasta objetos portadores de llaves. Algunos podían estar adornoados con monedas o con retratos. Los anillos podían ser cerrados o abiertos. Dentro de estos últimos destacan los que tenían forma de serpiente y que bebían de la tradición helenística. A su vez, dentro de los cerrados destacan numerosas variedades: con varios anillos superpuestos, con piedras…

-Brazaletes:

Los brazaletes también presentan muchas variedades. Algunas de ellas son los brazaletes en forma de aro, otros como estes terminados en cabezas de animales, decorados con uno o varios nudos de Hércules, un motivo muy recurrente en la joyería romana. En el siglo III aparecen brazaletes con discos en el centro decorados con diferentes tipos de piedras preciosas En el siglo IV, encontramos, por ejemplo, brazaletes realizados con la técnica del opus interrasile, de la que hablaremos más adelante.

-Horquillas

Las romanas adornaban sus cabellos con horquillas de oro, plata, piedras precisosas,etc. Son muy numerosas las evidencias y en ellas podemos encontrar diferentes tipologías y subtipologías. Una clase de horquilla muy abundante es la que tiene forma de manos humanas. En determinados retratos se puede  observar su uso.

-Collares

Los collares podían contener elementos decorativos a lo largo de toda la pieza o solo en una parte. Algunos tenían uno o o varios colgantes mientras que otros no. Las cuentas podían ser de muy diferente tipo, destacando las realizadas en cristal de esmeralda o similares encontrados en gran cantidad en Pompeya. Algunos podían alternar entre las cuentas nudos de Hércules como los mencionados en los brazaletes.

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La orfebrería:

El taller del orfebre.

En el mundo antiguo, es raro encontrarnos con sellos de talleres orfebres en las piezas que fabricaban, por lo tanto es difícil referirse a los talleres de forma individualizada. En el caso del Egipto romano y bizantino, tenemos más evidencias que nos llegan a través de los papiros conservados por las condiciones climáticas. En este lugar del imperio podemos conocer técnicas de fabricación, estilos, métodos de imitación, listas de joyas robadas o inlcuso referencias a quejas de clientes. Sin embargo, en la epigrafía, especialmente en inscripciones fúnebres, podemos observar numerosas referencias a artesanos joyeros.

El mundo de la joyería era muy amplio y no existía la figura del artesano que podía fabricar cualquier adorno: según el material empleado y el tipo de joya nos vamos a encontrar con diferentes especialistas. Sin embargo, de modo general, hablaremos del orfebre. Los talleres estaban compuestos de orfebres y un patrón, que habitualmente heredaba el oficio y el local del padre. También podían trabajar en él esclavos y, en algunos casos, hasta los libertos podían formar su propio taller. Además de este artesano asentado en un determinado lugar, en el mundo antiguo, existe la figura del orfebre itinerante, que iría de ciudad en ciudad dependiendo de la demanda de sus servicios. Se han encontrado algunas inscripciones que hacen referencia a la existencia de gremios, tanto de orbebres como de plateros, creadas según la tradición por Numa Pompilo y que tenían como fin regular la producción.

Una pequeña parte de estos artesanos podía adquirir gran fama y riqueza por sus trabajos pero la inmensa mayoría se mantenía en el anonimato y tenía un nivel de vida similar a otros trabajadores. El reciclaje de los materiales es un aspecto clave en este oficio pues muy rara vez se realizaban piezas a partir de materiales nuevos. Era muy común que el propio cliente le proporcionase los metales preciosos que el artesano necesitaba normalmente en forma de monedas, objetos que ya estaban muy dañados o chatarra. En caso de que no se recurriese a la reutilización de materiales, era el  cliente el que daba dinero al orfebre para que este pudiese conseguir la materia prima.

Solo los orfebres que trabajasen para un templo tenían un trabajo a tiempo completo; el resto de artesanos cobrarían una tasa por el tiempo empleado en la elaboración del objeto que dependería del peso de la pieza y de su complejidad. De este modo, podemos deducir que la mayoría de los orfebres no tenían un stock habitual; sin embargo, en el caso de los plateros esto no sucedia así, o ocurría en menor medida, pues como la plata tenía un menor precio los artesanos se podían permitir acumular piezas.

Además de estos artesanos también existían otros que se dedicaban a hacer piezas de imitación, pues la joyería atraía a todas las clases sociales.

Typical Byzantine bangle with hinge_ Opus interrasile goldwork with large cabochon gems set in collets and pearls

Técnicas:

Para hablar de joyería propiamente romana tenemos que centrarnos en el período que va desde el 27 a.C., hasta finales del siglo IV. En los orígenes de la producción joyera, desde el 700 a.C hasta el 250 a. C, aproximadamente, el estilo seguido se basaba en la tradiciónn etrusca. Desde el fin de esta etapa hasta el inicio de la romana el estilo que imperaba era el helenístico, aunque también seguía teniendo influencias del etrusco.

 Existían diversas técnicas que era comunes a otras culturas como el batido, para hacer láminas de metal, o moldeado, para obtener una pieza con una forma concreta, por ejemplo. Pero también había otros procedimientos para decorar propiamente el objeto, como el repujado, la estampación o el grabado. La filigrana o el granulado, otras métodos habituales, consisten en soldar finos hilos de metal o de esferas, respectivamente.

El cortado era muy característico de la artesanía romana; con esta técnica se realizaban vacíos en la pieza con diversas formas. Con el tiempo la técnica fue mejorando hasta dar lugar al opus interrasile mencionada por primera vez por Plinio el Viejo en el siglo I d.C. Ahora con un taladro se perforaba la superficie por el reverso para después retocarla en el anverso con la ayuda de un cincel. Sin duda, esta es una de las técnicas más importantes de la joyería romana, muy presente en el arte bizantino y que se fue modificando y mejorando con el tiempo.

Materiales:

Sería muy extenso tratar de describir cuáles eran los materiales utilizados en la realización de las joyas ya que había una gran variedad. Así, mencionaremos los más comunes.

-Oro:

El oro era muy apreciado en la Antigüedad, no solo por los romanos, y debido a su naturaleza podemos conservar aun hoy en día piezas elaboradas por aquel entonces. Sin embargo, el propio valor del material   hace que los objetos que se fabriquen con él se hereden, reutilicen, refundan, etc. Las principales fuentes de extracción, ya que Roma no era rica en este material, fueron los Balcanes, la actual Austria, Hispania (desde las Guerras Púnicas), Britania y Egipto, que abasteció a varias culturas antiguas. En origen, Roma tenía reservado el oro para premiar la virtus militar y en general, los adornos del resto de la población eran de hierro. Sin embargo, con el tiempo se producen cambios y la existencia de una mayor cantidad de oro hace que las joyas se empiezan a fabricar con este material. Muchos emperadores lo tendrán muy presente en su entorno: en joyas, vajillas, ropas, mobiliario,etc.

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-Plata:

Fue un material muy apreciado pero debido a sus características no es fácil hayar hoy en día restos. Por este motivo, se cree que las escasas evidencias no se deben a una pequeña producción sino a su conservación. Las  principales fuentes de extracción se encontraban en Hispania, Sardinia y sobre todo Asia Menor. No tenía tanta importancia como el oro y, por lo tanto, era más asequible para la población.

-Perlas:

Estaban extraordinariamente consideradas, entre otras cosas por la dificultad de su recolección, y su demanada era muy alta. Al parecer, aunque se conocían desde antes, fue Agustó quien difundió el gusto por las perlas, margaritae, tras su enfrentamiento con Cleopatra. Las perlas tenían tras de sí toda una ‘industria’ par su explotación: desde su recolección, bueceando, hasta la venta en las ciudades, pasando por las distintas redes de comercio. Sus artesanos, los margaritarii, se dedicaban en exclusiva a su trabajo, al contrario que otros artesanos, que a veces podían usar diferentes materiales.

-Piedras preciosas:

El uso de estos materiales podía ser solo o acompañando a otros como la plata y el oro. Además de sus propiedades decorativas las piedras eran utilizadas por sus propiedades mágicas, pues cada una tenía una diferente. En el mundo romano las más empleadas fueron los diamnates, zafiros, topacios, aguamarinas, esmeraldas, ágatas, etc. Era muy habitual que las piedras se tallasen y, de hecho, la glíptica antigua alcanzó su mayor desarrollo en Roma.

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Conclusión:

El mundo de la joyería es extremadamente amplio ya que estamos tratando un tema que depende de modas que varían en el tiempo y en el espacio, que en el caso de la civilización romana, son muy amplios. Pese a que podemos destacar ciertas técnicas y modelos de objetos, la joyería romana no destacó demasiado dentro del mundo antiguo, y gran parte de su historia se vio influenciada por los procedimientos y estilos de otros pueblos. Sin embargo, los romanos fueron quizás los que más apreciaron la joyería y todo lo relacionado con el oficio: los orfebres dejaron de ser anónimos y sus productos eran elementos esenciales para indicar la categoría social de los individuos.

http://arraonaromana.blogspot.com.es/2014/02/la-joyeria-en-el-mundo-romano.html

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